La tregua de navidad
Finalizaba 1914 en el medio de la Primera Guerra Mundial. Europa despedía el año en guerra. Por un lado los aliados y, por el otro, Alemania. Era la noche víspera de Navidad cuando de pronto, hacia la medianoche en aquella guerra que se daba en las trincheras, las tropas alemanas dejaron de disparar sus cañones y sus fusiles, y así como así, comenzaron a cantar canciones de navidad y villancicos.
Por la mañana, al amanecer, aquellos soldados alemanes salieron de sus trincheras y aproximándose a las líneas aliadas gritaron “¡Feliz Navidad!” en el idioma de sus enemigos.
Al principio, los soldados aliados pensaron con desconfianza que se trataba de una trampa, pero al ver que los soldados alemanes no llevaban sus armas salieron de sus trincheras.
En esa mañana, se juntaron estrechando sus manos, cantaron villancicos y canciones, bebieron, intercambiaron cigarrillos y alimentos como regalos. Incluso, dos grupos de soldados de bandos enemigos jugaron un partido de fútbol. Pero no todo fue entregar obsequios y cantar: ante este alto el fuego de corto tiempo, algunos soldados de ambos bandos se abocaron a la tarea de levantar los cuerpos de sus compañeros caídos entre aquellas líneas de combate.
Se dice que esta tregua se produjo solo a los meses del estallido de la guerra y fue uno de los ejemplos más fuerte de caballerosidad entre enemigos en la guerra.
Seamos caballeros, promovamos las treguas necesarias y cambiemos nuestra mirada. No veamos a las personas solo por lo que piensan o por lo que dicen, miremos un poco más a su interior. Si miramos más profundo ,encontraremos que esas personas también tienen: ilusiones, deseos, angustias, preocupaciones, proyectos, al igual que nosotros, y si observamos con detenimiento, descubriremos que tenemos más cosas en común con ellas que las situaciones que nos separan.
¡Cambiemos la mirada!
De: Adaptada por LograrTusMetas